Tu sitio web necesita tener un diseño responsive porque lo que te interesa es que tus visitantes puedan ver tu web sin molestias desde cualquier dispositivo. Por lo tanto, una web responsive mejora la experiencia de usuario de tus seguidores, y eso hará que valoren más tu página web.
El hecho de tener un diseño adaptable a distintas pantallas hace que tus visitantes puedan manejarse mejor y leer con mayor facilidad por tu web. Es decir, con un diseño responsive tu usuario puede acceder mejor a los distintos botones de tu página.
Incluso, en el caso de una tienda, debe ser fácil y sencillo que el usuario pueda hacer una compra sin problemas. ¿Cuántas veces aprovechamos para comprar en un rato de sofá con el ipad o el móvil? Si el usuario encuentra que tu tienda no es responsive, se irá al instante y por lo tanto perderás ventas.
Es importante saber que un diseño responsive se hace para adaptarse a pantallas más pequeñas que las de un ordenador. Es por eso mismo que elementos muy importantes y que ocupan un espacio considerable en una pantalla de ordenador, como el menú y el logo, deben ser más pequeños pero igual de importantes en una pantalla de otro dispositivo distinto.
Por eso, te recomiendo que simplifiques ese contenido y localices todos los ítems del menú en lo que, comúnmente, se llama un menú hamburguesa. Éste no es más que un botón que sólo aparece en las versiones responsive y que, al hacer click sobre él, despliega los ítems del menú.
Lo mismo pasa con el sidebar de tu blog. En el diseño responsive, los distintos elementos que conforman una web se van apilando unos debajo de otros, por lo que hay que priorizar y ordenar jerárquicamente el contenido.
Así pues, lo que se localiza en el primer bloque es tu logo y el menú hamburguesa, y luego, el contenido de tus posts para, finalmente, en el penúltimo bloque, situar los elementos del sidebar y, detrás, el footer